martes, 30 de junio de 2015

Una casa convertida en museo

Fue el lugar donde se concretaron las ideas libertarias de José Martí y se firmó el “Manifiesto de Montecristi” 

Fotos: Helen Jáquez

Las islas que conforman la región del Caribe comparten mucho más que el clima, la hermosura de sus playas y gente de piel tostada. Estas islas también comparten una historia, una cultura influenciada por otras lejanas y la lucha por ser libres y soberanos. Por tal razón, no es de extrañar que en algún momento se unieran para darse soporte, como fue el caso del cubano José Martí y el dominicano Máximo Gómez, quienes compartieron momentos importantes de la historia de Cuba. 

José Martí, quien es recordado por ser un pensador, político republicano, demócrata y poeta, fue quien motivó a los cubanos a poner en marcha la “Guerra Necesaria” (también conocida como Guerra del 95), para la cual contó con el apoyo del militar Máximo Gómez, y fue en la casa de éste, en Montecristi, donde firmaron el “Manifiesto de Montecristi”, considerado el documento oficial del Partido Revolucionario Cubano, en el cual se exponen las ideas en las que se basó Martí para organizar la guerra de independencia cubana de 1895.


En la actualidad, esta casa se ha convertido en un museo, donde los visitantes tienen la oportunidad de conocer, no solo la historia de la lucha por la independencia cubana, sino también la vida de estos dos caribeños, de ideologías democráticas, de carácter fuerte, aguerridos,  y con deseos de libertad.

Allí, en el Museo Casa de Máximo Gómez, en el lejano Montecristi, te espera un rincón histórico e inspirador para las generaciones más jóvenes, y un recordatorio a quienes los años les han hecho dejar en el olvido este acontecimiento.



Según datos históricos, José Martí, visitó al menos unas cuatro veces la República Dominicana y en la última de esas visitas (en 1895) se hospedó por dos meses en la casa del general Máximo Gómez, en Montecristi. 

El motivo de su estadía era más que una visita turística, pues fue durante ese tiempo que ambos redactaron el documento que exponía las ideas para organizar la guerra de independencia de Cuba, al que llamaron el “Manifiesto de Montecristi”.

Además de trazar los lineamientos de la nación que anhelaba Martí, también aprovecharon para “cuadrar” estrategias y claves para comunicarse entre ellos y sus allegados. Pero leer esto en los libros o que un conocedor de la historia te relate los hechos es diferente y adquiere otra dimensión cuando se tiene la oportunidad de conocer el espacio donde todo se planificó. Con un pasillo central angosto repleto de cuadros de la época, el cual separa las cuatro habitaciones que conforman la pequeña casa hasta llegar al amplio patio, donde se encuentra un jardín con dos bustos, uno de José Martí y otro de Máximo Gómez, cada uno junto a la bandera de sus respectivas nacionalidades. 


En la propiedad que adquirió Gómez en 1888, la última habitación de la casa era un comedor, el cual se extiende de un extremo a otro. Ahora, es una biblioteca, donde se destaca un gran mural pintado por Silvano Lora, en 1983, en el que el artista plasmó el proceso histórico. A pesar de eso, el espacio aún conserva  su esencia. Sus paredes de madera pintadas de un azul grisáceo, los marcos de las puertas y ventanas de color blanco y su techo a dos aguas le dan un “toque” especial a la estructura. 

A pesar de tener un aspecto aceptable, este museo le falta apoyo económico para seguir brindando el servicio educativo. Según cuenta Eunice Cabrejas, encargada del lugar y directora de la biblioteca del Museo Casa de Máximo Gómez, este espacio no cuenta con el apoyo necesario del Estado ni de instituciones privadas. “Solo contamos con el subsidio del Ayuntamiento de Montecristi y el aporte que los visitantes puedan dar, pero eso no es suficiente. Este museo es un legado y debemos hacer lo posible por mantenerlo vivo, difundiendo la historia”, comenta Cabrejas.

¿Qué puedes encontrar en el museo?

Eunice Cabrejas, encargada del lugar y directora de la biblioteca del Museo Casa de Máximo Gómez.

Desde que entras se percibe la estampa cubana en cada uno de los cuadros, fotografías y artículos. Adentrarse en ese pequeño espacio, pero grande en el legado histórico y cultural, impresiona. Detenerse a observar los retratos de los próceres, leer una copia del Manifiesto de Montecristi, cartas de José Martí a sus familiares y libros de autores de la época es simplemente, una experiencia enriquecedora. 

El documento original del Manifiesto de Montecristi se encuentra en Cuba, explica Cabrejas, pero el que se exhibe en el museo es una copia exacta del mismo.  Allí, también cuentan con una réplica de la mesa donde se firmó el acuerdo y del machete de Martí. Sin embargo, en una de las habitaciones se conserva una estrella original colocada en el techo de donde cuelga una lámpara. Esta (la estrella) fue colocada por Martí, la cual simboliza la liberación de Cuba.



“Estas son las cosas que más llaman la atención de los visitantes, que por lo regular son estudiantes y extranjeros. También son ellos, quienes promocionan el museo, pues suelen recomendarlo a sus allegados”, agrega Cabrejas, quien considera que el mayor reto al que deben enfrentarse, como entidad, es al mantenimiento de la estructura de la casa. 

“Para mantener vivo este lugar es de vital importancia que estemos en constante reparación de la casa, en especial el techo y madera, que son los materiales con que está construida. Pero esto no se puede hacer sin la solvencia económica necesaria”, concluye Cabrejas.

Planes del Museo Casa Máximo Gómez



Como toda entidad, los administradores del Museo Casa Máximo Gómez tienen entre sus carpetas grandes planes. Lamentablemente, no se cuenta con los recursos. Pero las ganas están.

Además de poder darle mejores condiciones al lugar, desea tener un portal Web para promocionar el lugar y la región, pero esto sin el equipo y el personal es complicado. Para otras entidades, esto es tarea fácil, pero para un museo ubicado en el lejano Montecristi parece toda una odisea.  


Allí se imparten talleres de historia cada cierto tiempo, pero les gustaría que sea una constante y que estos tuvieran mayor demanda.




jueves, 18 de junio de 2015

El Monumento de Capotillo

Un santuario histórico, construido para honrar la memoria de los protagonistas de la Guerra de la Restauración


Fotos: Helen Jáquez

Una de las tantas formas de preservar los recuerdos y hazañas de los hombres y mujeres que “construyeron” la nación, con sus luchas históricas que marcan a un pueblo, es a través de monumentos, obras realizadas con la finalidad de mantener siempre vivos en la conciencia de las generaciones que le siguen, los valores morales y cívicos, por los que todo ciudadano debe guiarse y por los que ellos (los antecesores) lucharon.


Precisamente, tratando de que los dominicanos no olviden el esfuerzo, entrega y sacrificio de sus compatriotas, en 1986 se inaugura el Monumento de Capotillo, durante el mandato de Salvador Jorge Blanco. ¿Su objetivo?, honrar la memoria de los héroes de la Restauración, en su escenario original, pues allí se lanzó el llamado “Grito de Capotillo”, que marcó la gesta restauradora.

El Monumento, considerado un santuario histórico, se encuentra al noreste del país, en la provincia Dajabón, entre un área montañosa, próximo a Loma de Cabrera. Allí, entre el verdor de los árboles y la soledad, se encuentra casi olvidado y solo se recuerda cada 16 de agosto, Día de la Restauración.

¿Por qué debemos ir? Además de aprovechar para conocer la provincia Dajabón, su gente y sus costumbres, es una excelente oportunidad para aprender sobre nuestro pasado y conocer la historia. Quizás así se incentive el turismo cultural y obligar a que las autoridades se esfuercen por darle más atención al monumento y a su entorno, el que se encuentra olvidado, como olvidado está el pasado.

La Guerra de la Restauración se libró entre 1863 y 1865 en la República Dominicana entre los nacionalistas dominicanos y España, que había recolonizado el país 17 años después de su independencia.


Aislado entre las montañas caribeñas de Loma de Cabrera, en Dajabón, y echado al olvido, tanto por las autoridades como por el desinterés de los ciudadanos, permanece la mayor parte del tiempo el Monumento de Capotillo, con el cual se conmemora el Grito de Capotillo que marcó el inicio de la Guerra de Restauración.

La obra fue erigida para honrar la memoria de quienes dejaron el “pellejo” en una guerra de guerrillas, la cual duró dos años (desde el 1863 al 1865) entre nacionalistas dominicanos y el ejército español, que después de 17 años de independencia volvieron subyugar a la República Dominicana, tras la anexión hecha por Pedro Santana.

Afortunadamente, un grupo de valientes dominicanos defendieron el honor y la dignidad de un pueblo que gozaba de su libertad. la cual no estaban dispuestos a perder, tras la anexión, que traería como consecuencia que el país volviera a ser regido y a ser administrado por las leyes españolas y aniquilaría la Independencia Nacional. 




Según datos consultados, con esta lucha también se buscaba evitar la implantación del monopolio de parte de los cosecheros y comerciantes cibaeños; y la rebelión contra la Anexión, la que se convirtió en el principal baluarte durante los años 1863-1865.

¿Quiénes fueron?

Benigno Filomeno de Rojas, Benito Mención, Federico de Jesús García, Gaspar Polanco, Gregorio Luperón, José Antonio Salcedo, José María Cabral, Lucas Evangelista de Peña, Máximo Grullón, Pedro Antonio Pimentel, Pedro Francisco Bonó, Ricardo Curiel, Santiago Rodríguez y Ulises Francisco Espaillat, son algunos de los nombres figuran como principales protagonistas de este hecho histórico. 


Pero también participaron cientos de hombres y mujeres del pueblo, que a pesar de que no se les conoce su nombre, se sabe que dieron el todo por el todo por su nación. Entonces... ¿Por qué no darle más valor a un monumento que representa la lucha por la libertad, por la soberanía? Y es que el Monumento de Capotillo, el cual fue remodelado en el 1997 y que está bajo la supervisión y mantenimiento del Ejército Nacional, luce abandonado. Sus instalaciones, que bien pueden mostrar una mejor cara, no tiene un personal que informe a los visitantes, falta seguridad y se observa poca higiene.

El monumento, que se encuentra a unos 310 kilómetros de Santo Domingo, se ideó como un espacio cultural e histórico donde, tanto niños como adultos puedan participar de exposiciones de artículos de la época. Sin embargo, hoy en día estas áreas lucen vacías y sin la más mínimas señas de que se tenga la intención de “darle calor” al espacio.

El tiempo pasa



Han pasado 151 años desde que el pueblo se alzó a la Guerra de la Restauración, pero esto no quiere decir que pasemos por alto el legado moral y patriótico por el que lucharon muchos criollos.

Este interesante lugar, que evoca sentimientos sinceros por la patria, bien podría aprovecharse mejor. Allí, todo se conjuga para que quienes se motiven a visitarlo puedan tener una experiencia enriquecedora, pues además de poder conocer de historia patria, también pueden darse un “baño de pueblo” y disfrutar del paraíso natural de Loma de Cabrera. Es importante, que para darle vida a este espacio, se desarrolle un plan cultural que integre a la comunidad, con el fin dar a conocer el monumento construido en piedra y granito. El espacio pueda ser un punto de referencia de la zona o, algún día, ser solicitado entre los paquetes turísticos que se manejan en la República Dominicana.





lunes, 15 de junio de 2015

Bondades acuíferas de La Perla del Sur

La provincia Barahona lo tiene todo, playas, ríos y montañas, lo que la hace un rincón turístico único


Fotos cortesía: Edward Roustand.


Se aproxima abril, mes en el que se celebra la Semana Santa, unos días libres que muchos toman para reflexionar y otros para salirse de la rutina. Y precisamente, quienes optan por tomar carretera, por lo regular procuran ir a lugares que se caracterizan por su majestuosa belleza natural, ya sea playas, montañas o ríos. 

Pero… ¿No sería genial poder disfrutar de los tres atractivos naturales en una misma zona? ¡Sí! ¿Dónde? Pues en la República Dominicana existe un lugar en el lejano, pero cálido Suroeste, donde puedes tener el “combo” de tres en uno. Se trata de la provincia Barahona, allí, los visitantes tienen la oportunidad de darse un chapuzón, tanto en sus aguas templadas, para los que prefieren la playa, como frías para los que gusten del friíto del río, además de poder disfrutar del verdor de sus montañas, distinto al de otros poblados de la zona.

Fotos cortesía: Edward Roustand.



Esta composición (playa, montaña y ríos) hace de Barahona un destino eco- turístico único; y no está tan lejos de Santo Domingo, solo a unos 190 kilómetros de distancia, recorrido que se hace placentero pues puedes admirar los paisajes que engalanan la carretera y hacer paradas en cualquiera de los pueblos ubicados en el trayecto, como Baní, Azua, Tamayo, Vicente Noble y Cabral. 

Luego del largo y placentero viaje, solo queda disfrutar y dejarse llevar por la hospitalidad de su gente; como también del esplendor de la costa azul que bordea la Carretera 44, la cual te conecta con pintorescos pueblos, como Paraíso, Juan Esteban, Bahoruco y Enriquillo.

En cuanto a las playas, no puedes dejar de visitar El Quemaíto, Saladilla, Punta Iglesia, La Saladita y Paraíso, las cuales cuentan con las cualidades propias de las playas de la República Dominicana: un horizonte azul, donde se unen el agua y el cielo haciendo que el paisaje caribeño sea interminable y agradable.

Fotos cortesía: Edward Roustand.



San Rafael y Los Patos, son playas y balnearios, dos de los destinos más visitados, que no deben estar fuera de tu agenda al momento de visitar Barahona. Estos dos rincones sureños tienen un encanto especial. 

Hacer un “stop” en el balneario San Rafael, en la carretera Barahona-San Rafael, es apostar a disfrutar de una piscina natural de agua fría, dulce y cristalina del río del mismo nombre,  el cual  desemboca a unos cuantos metros en una playa que se caracteriza por tener una fina gravilla. El oleaje de la playa es fuerte, por lo que no es recomendado para nadadores inexpertos, pero esto no quiere decir que no puedas conocer su entorno. 




Fotos cortesía: Edward Roustand.


Mientras que Los Patos, ubicado en la carretera Barahona-Enriquillo, considerado uno de los  ríos más cortos del mundo; al igual que San Rafael, sus aguas son frías, tanto, que al entrar la mayoría de las personas dan tres “brinquitos”. Éste desemboca  en el mar Caribe, en una playa de aguas profundas y de oleaje constante, por lo que llaman a los bañistas a tener cuidado. Sin embargo, el simple hecho de estar ahí y respirar el aire salado es una experiencia incomparable.

Y si te encuentras en el casco urbano de Barahona, no está de más darte una vueltecita por el Parque Litoral María Montez, construido por el Ministerio de Turismo, con la finalidad de potenciar el valor del malecón de Barahona y así aprovechar la hermosa vista que ofrece.


Remozamientos de las playas

Fotos cortesía: Edward Roustand.

Con el objetivo de embellecer las playas de Barahona y ofrecer a los visitantes, nacionales y extranjeros, espacios con mejores condiciones, desde hace un tiempo el Ministerio de Obras Públicas se encuentra trabajando en el proyecto de equipamiento y adecuación de las playas El Quemaíto y Los Patos.

En la actualidad, el remozamiento de las playas,  que incluye la colocación de 15 kioscos para organizar el comercio, cancha de volibol de playa para motivar el deporte y una pasarela para facilitar el acceso a estas, se encuentra bastante avanzado. 

Según Salvador Arté, ingeniero encargado del proyecto de playa Los Patos, se espera que los cerca de 13 kilómetros de playa en los que se encuentran trabajando estén listos para el feriado de Semana Santa. “En la actualidad contamos con 25 personas trabajando arduamente, con el fin de entregar el proyecto para Semana Santa”, declaró Arté.
Fotos cortesía: Edward Roustand.

Sin embargo, José Santana Olivero, director regional de Turismo con sede en Barahona, considera que dichos proyectos no estarán listos para las fechas pautadas, en especial el de Los Patos, pues los trabajos se iniciaron no hace mucho tiempo, aunque sí cree que el proyecto de El Quemaíto puede que esté listo.


jueves, 11 de junio de 2015

Centro Cultural Perelló, un encuentro con el conocimiento

Para muchos, este centro comunitario se ha convertido en el orgullo de la provincia Peravia por su aporte a la sociedad


Fotos cortesía: Romelio Montero.
Un centro cultural es una “puerta” que se abre al conocimiento, el cual ayuda a enriquecer el acervo cultural de los miembros de la comunidad. Allí, los encargados de fomentar el interés o “saciar la sed” del saber de los más inquietos, tienen el desafío de luchar con la falta de fondos, el poco apoyo, la desmotivación y los estragos de una generación inmersa en los aspectos banales.

El aporte socio-cultural de una casa formativa es incalculable, pues se convierte en el “refugio” del “desamparado” intelectual, del que anhela poder ser como los grandes maestros de la literatura o de las artes plásticas, pero que no cuenta con las facilidades económicas; y de aquellos, de un estrato social más elevado que han tenido el privilegio y que desean aportar o aprender aún más. Es decir, que en los centros culturales comunitarios se rompe con las jerarquías sociales. Allí, todos somos iguales.

Fotos cortesía: Romelio Montero.
Y precisamente, en Baní, provincia Peravia, se encuentra el Centro Cultural Perelló, un espacio inaugurado en 2011, con el objetivo de trabajar en base a cuatro ejes temáticos: la educación, la cultura, el arte y el medio ambiente, que según su directora, Julia Castillo, son aspectos que ayudan a la integración de los jóvenes de la región, tanto en la comunidad como la sociedad en general.

“Este es un espacio donde la gente se acerca a buscar conocimiento, entretenimiento sano, culto. Y nosotros, entendiendo sus necesidades trabajamos para darles las herramientas del conocimiento”, comenta Castillo, quien asegura que la juventud banileja está ávida del saber.

Con el fin de promover la cultura en los habitantes de la comunidad banileja y sus alrededores, surge el Centro Cultura Perelló bajo el eslogan “Cultura para el desarrollo”. En este espacio, que consta de 10,200 metros cuadrados, de los cuales 2,290 corresponden a la edificación, se ha hecho realidad el sueño del empresario Manuel de Jesús Perelló Báez, quien deseaba crear en Baní una biblioteca que sirviera a las generaciones futuras. El proyecto tomó otra magnitud cuando sus descendientes crearon la Fundación Perelló, mediante la cual pone en marcha algo más que una biblioteca, y es cuando surge el concepto de un espacio moderno donde la gente pueda tener un desarrollo integral.

Fotos cortesía: Romelio Montero.
“El servicio comunitario que damos es nuestra prioridad. La familia Perelló ha hecho una inversión visionaria con responsabilidad social y con miras al desarrollo”, comenta Julia Castillo, directora del Centro Cultural Perelló, quien considera, que en sus dos años de gestión, el mayor reto de las instituciones culturales es la falta de recursos.

“Estamos viviendo una crisis económica mundial, y cuando esto sucede las partes más sacrificadas son las artes y la educación. Ese es el reto que estamos enfrentado todas las instituciones culturales y educativas, pues es lo primero que se saca del presupuesto porque no es considerado una necesidad básica”, manifiesta Castillo, quien es economista y tiene una maestría en Gerencia Cultural.

Abierto para todos

Fotos cortesía: Romelio Montero.

A pesar del “cuadro” general socio-económico, los directivos del Centro Cultural Perelló, y que cuenta con 28 empleados, entienden que la mejor inversión siempre debe dirigirse a reforzar la educación, a la formación con criterio. Por tal razón, las actividades, cursos y talleres son gratuitos pero apostando a la calidad de los servicios que ofrecen. 

“Creemos en la gestión cultural. Nuestro sueño es transmitir que el arte es tan importante, tanto para los pobres como para los ricos, pero para los pobres es aún más porque es alimento para el alma. Ese alimento es lo que te da la fuerza para seguir adelante. Además, entendemos que si no hacemos una oferta gratuita no llega. La idea es dar sin importar a quien. Es un aporte social a través el centro”, dice Castillo.


Julia Castillo, directora del Centro Cultural Perelló. Fotos cortesía: Romelio Montero.
Para solucionar la situación, la directora del centro considera que, tanto el Estado como las instituciones privadas, deben comenzar a ver el renglón cultura de una manera diferente, verlas como: “industrias culturales como parte del progreso”. Algo para lo que, afirma, se trabaja en el Centro Cultural Perelló.

“Sería un gran logro desarrollar las industrias culturales, que se valore el trabajo artístico y cultural de nuestra gente, sin precisamente ser un Cándido Bidó o un Pablo Picasso... el trabajo de los artesanos y artistas rurales también tienen su aporte”, agrega. 

¿Qué se puede encontrar en el centro?
Además de la exposición “Tributo a Ramón Oviedo”, una selección de obras pertenecientes a la colección personal de Fernando Báez Guerrero y la exposición fotográfica “Oasis para un nuevo mundo”, de Amanda Lovoti, patrocinada por la Embajada de Francia, las cuales se encuentran actualmente expuestas al público en general, los interesados pueden acercarse a sus instalaciones para ser partícipes de talleres y conferencias organizados por el centro.

En el aspecto formativo, el Centro Cultural Perelló también se encuentra realizando el programa de inglés por inmersión para lo que cuenta con el apoyo del Ministerio de Educación. 

También cuentan con círculos literarios infantil y juvenil, Curso/taller de ortografía creativa, organizan el segundo Certamen Literario Infantil y Juvenil y ofrecen cursos de fotografía.


El conocimiento enriquece el alma

Fotos cortesía: Romelio Montero.

El mayor logro del centro, de acuerdo a Julia Castillo, ha sido integrar a los jóvenes a las actividades que realizan. Algo que los motiva a seguir implementando cosas nuevas.

“El conocimiento enriquece el alma y nos hace ser mejores. Esto hace que queramos renovar constantemente nuestras propuestas culturales”, comenta Castillo. 

Como novedad, estarán impartiendo el taller de dirección coral, impartido por Michael Grohotolsky, director del Coro de Cámara de Viena y profesor de la Universidad de Música y Artes Escénicas de Viena, quien visita por primera vez el país. Este se estará realizando del 28 de julio al 8 de agosto. Otra novedad, es el programa de francés por inmersión, junto a la Alianza Francesa. El cual está previsto a comenzar el próximo año.


Motivación
Un motor para trabajar es la sed de conocimiento de los jóvenes, que se han convertido en las fuerzas del Centro Cultural Perelló y en las mías”.



miércoles, 10 de junio de 2015

Un recorrido por la George Washington

También conocida como “el Malecón”, esta emblemática avenida ha sido “testigo” de la historia dominicana
Fotos cortesía: Romelio Montero.

Santo Domingo es una ciudad que en los últimos años ha crecido rápida y desproporcionadamente. La vida del citadino (el capitaleño, en buen dominicano) no tiene características de isleño. Todo lo contrario. Aquí, el trajín del día a día no permite que el criollo se dé un chapuzón cada vez que quiera o se vista de prendas ligeras para apaciguar el calor. Sin embargo, cuenta con un hermoso malecón, donde a partir de las 6:00 de la tarde, cientos de personas transitan por la avenida George Washington, donde se ubica, sea para regresar a sus hogares, ir al cine, hacer ejercicios, sentarse a ver el atardecer o llevar a los niños a correr.
Fotos cortesía: Romelio Montero.
Realizar un recorrido por “el Malecón”, con más de 10 kilómetros, es hacer un repaso por la historia de la República Dominicana: a lo largo de éste podrás apreciar no sólo el impresionante mar que lo bordea, cuyas salpicaduras de aguas bañan a todo aquel que se detenga a contemplar su majestuosidad, también pueden conocer monumentos, plazoletas y bustos de personajes importantes que marcaron un antes y un después de este pueblo, y que ahora es visitada por muchos que no conocen su legado. 
Fotos cortesía: Romelio Montero.
También se destacan imponentes edificios modernos y hoteles que ofrecen la cara moderna de la capital entre pintorescas obras de arte hechas por nacionales haitianos, pero que se venden como “arte criollo”, y parques destinados al sano esparcimiento familiar. Y entre todos, este cúmulo de edificaciones, antiguas y modernas, turísticas, culturales, gubernamentales, privadas, en buenas condiciones o abandonadas, los miradores y los parques,“el Malecón”, está ahí, siendo testigo de la evolución del capitaleño, quien de vez en cuando aprovecha los momentos libres para tomarse unos tragos frente al mar, caminar de la mano con su “media naranja” o degustar de las distintas ofertas culinaria de la zona. ¡Quién diría que cuando el ingeniero dominicano Arístides García Mella pensó en su creación, en 1924, este sería lo que es hoy: una de las principales avenidas de la capital!

Fotos cortesía: Romelio Montero.

Por lo regular, la gente suele llamar Malecón a toda la costa que bordea a Santo Domingo, cuando en realidad, oficialmente, va desde el Monumento de Fray Antón de Montesinos hasta el Centro de los Héroes, zona conocida como “La Feria”. A este tramo le corresponde el nombre de avenida George Washington. A partir de La Feria, hasta la popular heladería conocida como Manresa, se extiende la autopista 30 de Mayo, de ahí en adelante nace la carretera Sánchez.
 La costa, que en algunos tramos luce descuidada y en otros tiene mejor aspecto, tiene como “adorno” el celeste cielo caribeño, un mar de fuerte oleaje y un sol resplandeciente, lo que hace que quede en el olvido la inseguridad, la basura, la falta de bombillas o los mendigos que pululan entre los acantilados.

Fotos cortesía: Romelio Montero.
Pero aquí, lo importante es apreciar la idea concebida en 1924 por el ingeniero dominicano Arístides García Mella, de construir un espacio de esparcimiento para disfrutar del mar Caribe. A pesar de que se hizo un plano, esto no pudo ser posible hasta el 1931, cuando bajo las órdenes del dictador Rafael Leónidas Trujillo, comienzan las labores de construcción, la cual provocó enfrentamientos entre el Estado y los propietarios de los terrenos. Es el 23 de febrero de 1936, un día después de la conmemoración del natalicio de George Washington, que se inaugura el Malecón de Santo Domingo, en honor al mismo.

Fotos cortesía: Romelio Montero.
Fotos cortesía: Romelio Montero.
Fotos cortesía: Romelio Montero.
¿Qué se puede apreciar?
En caso de que seas uno de los tantos dominicanos que se deja llevar por la cotidianidad, en el Malecón puedes ver de todo. La gente es pintoresca y dispuesta a pasarla bien. Quizás, el hecho de ser considerada un área turística, da la sensación de que el ambiente es más relajado. 

Fotos cortesía: Romelio Montero.
Fotos cortesía: Romelio Montero.

Fotos cortesía: Romelio Montero.

Fotos cortesía: Romelio Montero.

Fotos cortesía: Romelio Montero.

Fotos cortesía: Romelio Montero.

Para que conozcas toda la costa, puedes comenzar el recorrido desde la avenida Francisco Alberto Caamaño Deñó, conocida como avenida “Del Puerto”, y sigues hasta llegar a la heladería Manresa. Así podrás conocer desde la Plaza Patriótica Presidente Juan Bosch, el Monumento de Montesinos, las plazas Juan Barón y Güibia, y el Obelisco de Santo Domingo, conocido como obelisco “macho” y al Monumento a la Independencia Financiera, conocido como el obelisco “hembra”, dos de los monumentos más destacados. También se destaca el Centro de los Héroes y el Monumento Héroes del 30 de Mayo, entre otros.
Fotos cortesía: Romelio Montero.
Fotos cortesía: Romelio Montero.