jueves, 18 de junio de 2015

El Monumento de Capotillo

Un santuario histórico, construido para honrar la memoria de los protagonistas de la Guerra de la Restauración


Fotos: Helen Jáquez

Una de las tantas formas de preservar los recuerdos y hazañas de los hombres y mujeres que “construyeron” la nación, con sus luchas históricas que marcan a un pueblo, es a través de monumentos, obras realizadas con la finalidad de mantener siempre vivos en la conciencia de las generaciones que le siguen, los valores morales y cívicos, por los que todo ciudadano debe guiarse y por los que ellos (los antecesores) lucharon.


Precisamente, tratando de que los dominicanos no olviden el esfuerzo, entrega y sacrificio de sus compatriotas, en 1986 se inaugura el Monumento de Capotillo, durante el mandato de Salvador Jorge Blanco. ¿Su objetivo?, honrar la memoria de los héroes de la Restauración, en su escenario original, pues allí se lanzó el llamado “Grito de Capotillo”, que marcó la gesta restauradora.

El Monumento, considerado un santuario histórico, se encuentra al noreste del país, en la provincia Dajabón, entre un área montañosa, próximo a Loma de Cabrera. Allí, entre el verdor de los árboles y la soledad, se encuentra casi olvidado y solo se recuerda cada 16 de agosto, Día de la Restauración.

¿Por qué debemos ir? Además de aprovechar para conocer la provincia Dajabón, su gente y sus costumbres, es una excelente oportunidad para aprender sobre nuestro pasado y conocer la historia. Quizás así se incentive el turismo cultural y obligar a que las autoridades se esfuercen por darle más atención al monumento y a su entorno, el que se encuentra olvidado, como olvidado está el pasado.

La Guerra de la Restauración se libró entre 1863 y 1865 en la República Dominicana entre los nacionalistas dominicanos y España, que había recolonizado el país 17 años después de su independencia.


Aislado entre las montañas caribeñas de Loma de Cabrera, en Dajabón, y echado al olvido, tanto por las autoridades como por el desinterés de los ciudadanos, permanece la mayor parte del tiempo el Monumento de Capotillo, con el cual se conmemora el Grito de Capotillo que marcó el inicio de la Guerra de Restauración.

La obra fue erigida para honrar la memoria de quienes dejaron el “pellejo” en una guerra de guerrillas, la cual duró dos años (desde el 1863 al 1865) entre nacionalistas dominicanos y el ejército español, que después de 17 años de independencia volvieron subyugar a la República Dominicana, tras la anexión hecha por Pedro Santana.

Afortunadamente, un grupo de valientes dominicanos defendieron el honor y la dignidad de un pueblo que gozaba de su libertad. la cual no estaban dispuestos a perder, tras la anexión, que traería como consecuencia que el país volviera a ser regido y a ser administrado por las leyes españolas y aniquilaría la Independencia Nacional. 




Según datos consultados, con esta lucha también se buscaba evitar la implantación del monopolio de parte de los cosecheros y comerciantes cibaeños; y la rebelión contra la Anexión, la que se convirtió en el principal baluarte durante los años 1863-1865.

¿Quiénes fueron?

Benigno Filomeno de Rojas, Benito Mención, Federico de Jesús García, Gaspar Polanco, Gregorio Luperón, José Antonio Salcedo, José María Cabral, Lucas Evangelista de Peña, Máximo Grullón, Pedro Antonio Pimentel, Pedro Francisco Bonó, Ricardo Curiel, Santiago Rodríguez y Ulises Francisco Espaillat, son algunos de los nombres figuran como principales protagonistas de este hecho histórico. 


Pero también participaron cientos de hombres y mujeres del pueblo, que a pesar de que no se les conoce su nombre, se sabe que dieron el todo por el todo por su nación. Entonces... ¿Por qué no darle más valor a un monumento que representa la lucha por la libertad, por la soberanía? Y es que el Monumento de Capotillo, el cual fue remodelado en el 1997 y que está bajo la supervisión y mantenimiento del Ejército Nacional, luce abandonado. Sus instalaciones, que bien pueden mostrar una mejor cara, no tiene un personal que informe a los visitantes, falta seguridad y se observa poca higiene.

El monumento, que se encuentra a unos 310 kilómetros de Santo Domingo, se ideó como un espacio cultural e histórico donde, tanto niños como adultos puedan participar de exposiciones de artículos de la época. Sin embargo, hoy en día estas áreas lucen vacías y sin la más mínimas señas de que se tenga la intención de “darle calor” al espacio.

El tiempo pasa



Han pasado 151 años desde que el pueblo se alzó a la Guerra de la Restauración, pero esto no quiere decir que pasemos por alto el legado moral y patriótico por el que lucharon muchos criollos.

Este interesante lugar, que evoca sentimientos sinceros por la patria, bien podría aprovecharse mejor. Allí, todo se conjuga para que quienes se motiven a visitarlo puedan tener una experiencia enriquecedora, pues además de poder conocer de historia patria, también pueden darse un “baño de pueblo” y disfrutar del paraíso natural de Loma de Cabrera. Es importante, que para darle vida a este espacio, se desarrolle un plan cultural que integre a la comunidad, con el fin dar a conocer el monumento construido en piedra y granito. El espacio pueda ser un punto de referencia de la zona o, algún día, ser solicitado entre los paquetes turísticos que se manejan en la República Dominicana.





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